El Inter Miami afrontaba el último partido de la campaña regular en su estadio contra un rival más que asequible. Messi era suplente y no entraba como titular. Era un partido para hacer el récord de puntos si ganaban. La noche no pudo ser más redonda.
Al principio, el conjunto de Florida encajó dos goles de manera clamorosa pero habitual ya en sus encuentros. Se apacigua con un doblete de Luis Suárez antes de terminar la primera parte. En el descanso iban 2-2.
Leo ya ingresaba como revulsivo en el minuto 55 y fue decisivo nada más tocar el balón. Literalmente 22 segundos más tarde, se inventó una preasistencia que rompió toda la línea defensiva ayudando a desempatar el partido. Un pequeño susto iba a suceder con el gol de los visitantes pero que fue anulado por mano.
El Argentino ya a partir de aquí fue todo un espectáculo con su Hat-Trick. Un primer golazo desde fuera del área ajustado y potente que no llegaba el portero rival. El segundo recibía un pase magnífico delante del portero que definía entre las piernas. El tercero recibia un pase increíble y bombeado de Luís que finalizaba el Rosarino a placer.
Con este 6-2, el equipo lograba una histórica puntuación de 74 puntos que nadie más había logrado. También, presentaron el Supporters Shield a la afición. Por último y, para mí más especial, Infantino anunció con el micrófono en medio del campo la clasificación al Mundial de Clubes 2025.
Noche redonda y perfecta que sigue demostrando que la Pulga todavía tiene mucho fútbol y objetivos por los que pelear. Si más no, logró tras este triplete de goles ser el máximo goleador del Inter Miami y máximo anotador sin penaltis de la historia.
46 minutos: Messi empezó a hacer ejercicios de pre-calentamiento y el estadio rugió como si el equipo hubiese convertido un gol.
56 minutos: Messi ingresa al campo de juego y todo el estadio se une en un solo grito con reverencias con los brazos.
«MEEESSSSI… MEEEESSSSIIII»
89 minutos: Messi retribuye a los que pagaron su entrada y a los que lo vimos por TV con una jornada histórica.
El efecto Messi: