Guía para elegir las zapatillas adecuadas según la actividad

Elegir el calzado correcto no siempre es una tarea sencilla, especialmente cuando hablamos de zapatillas deportivas. Tanto para las personas que recién empiezan a hacer ejercicio como para quienes llevan años practicando un deporte, el tipo de zapatilla que se use puede marcar una gran diferencia, no solo en términos de comodidad, sino también en el cuidado de las articulaciones y de la postura. Por eso, en esta ocasión queremos hablar de las diferencias entre modelos de “zapatillas mujer” y “zapatillas hombre” y ofrecer algunos consejos útiles para que puedas hacer una elección informada.

Zapatillas de hombre y de mujer: las diferencias

Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es que las zapatillas no se diseñan de la misma forma para hombres y para mujeres. Las zapatillas de mujer suelen tener una horma más estrecha con un talón más pequeño y una mayor flexibilidad en el antepié. Esto se debe a que, por lo general, la biomecánica femenina tiene características diferentes, como una distribución distinta del peso corporal y un ángulo Q de la cadera a la rodilla más pronunciado.

Por su parte, las zapatillas hombre tienden a poseer una densidad mayor en la media suela y suelen ser más anchas. Además, es común que ofrezcan un extra de amortiguación en zonas específicas, pensando en el tipo de pisada más común en el público masculino y las diferencias anatómicas.

Es importante destacar que estas diferencias no implican que una mujer no pueda usar zapatillas de hombre o viceversa. No obstante, sí es importante conocer que las mismas suelen estar presentes, a fin de tomar la mejor decisión de acuerdo al ajuste y la comodidad que cada pie necesita.

Elección de las zapatillas según el tipo de actividad

Sin lugar a dudas, el género no es el único factor que incide en la elección de las zapatillas. Otro factor clave tiene que ver con el uso que se les va a dar. Por ejemplo, para las personas que quieren correr, es probable que necesiten un calzado con buena amortiguación, estabilidad lateral y retorno de energía. Las zapatillas Adidas o de otras firmas reconocidas incorporan cada vez más nuevas tecnologías para facilitar éstas y otras actividades, a fin de mejorar la capacidad de respuesta del calzado.

Por el contrario, si lo que se busca es contar con un par de zapatillas para entrenamiento en gimnasio o clases funcionales, lo mejor puede ser elegir un modelo con mayor estabilidad y un buen agarre en la suela. Algunas opciones específicas que pueden añadirse a estos calzados son suelas diseñadas para movimientos multidireccionales o refuerzos en el mediopié.

También está la posibilidad de que lo que se quiera es un buen calzado para acompañar actividades sencillas como la caminata, o también para un uso más urbano. En esos casos, es probable que se priorice la comodidad y el diseño antes que la tecnología deportiva. Es entonces donde pueden entrar en juego las plantillas o los materiales transpirables que ofrezcan soporte a lo largo del día.

¿Cómo prolongar la vida útil de tus zapatillas?

Un error común es usar el mismo par de zapatillas para todo. En caso de llevar a cabo más de una actividad, lo mejor es contar con un par para cada una de ellas y alternarlos para permitir que el material interno se recupere tanto del desgaste como de la humedad. Esto aplica tanto para las zapatillas de hombre como para las de mujer, debido a que todas pueden sufrir un deterioro más veloz si no se les da el tiempo necesario para airearse.

Otro punto importante al que prestar atención tiene que ver con las señales de desgaste. Si se nota que la suela está muy lisa o que la amortiguación ya no responde como solía hacerlo, puede ser momento de pensar un reemplazo. Incluso las mejores zapatillas tienen una vida útil determinada, especialmente si se usan en entrenamientos de alta intensidad o todos los días.

Para concluir, es importante recordar que una buena elección no solamente puede mejorar el rendimiento, sino también prevenir lesiones a largo plazo. Se debe optar por el modelo que mejor se adapte a cada cuerpo y cada rutina, sin olvidar que cada pie es único: lo que funciona para otra persona, incluso de la misma talla, puede no ser lo que mejor funciona para uno mismo.


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